Queridas Ingles:
Vivimos en un mundo competitivo. En la cima de la civilización occidental. Competimos por llegar los primeros en una carrera que ni entendemos, ni creamos y probablemente ni necesitemos. Y todos estamos tan desesperados por sentir algo. Lo que sea. Que nos pasamos la vida intentando jodernos unos a otros hasta el fin de los tiempos. No se cómo aconsejaros en este asunto porque yo mismo soy el subproducto más tóxico que ha creado ésta sociedad. Soy el primero que se deja seducir por mentiras como el respeto, el estatus o el dinero. Soy competitivo. Quiero ser el primero y ni siquiera se por qué. Soy un jugador. Por alguna razón he llegado a entender las reglas y ahora vivo al límite. Quizá eso esté implícito en mi personalidad, quizá tenga alma de tahúr, pero no me cuestiono las reglas. Se que están ahí y las uso a mi favor. No pierdo el tiempo preguntándome por qué el mundo es así ni soy un pobre soñador idealista que intenta cambiarlo. Ya no. El mundo es así. Todos somos parte de la misma materia orgánica en descomposición que todo lo demás. Y no os engañéis, al mundo se la suda lo que os pase. Le da igual que sufráis, que muráis...todo sigue girando. Disfrutad mientras podáis. Intentad ser felices. No, en serio. Agarraos a cualquier resquicio de felicidad y exprimirlo con todas vuestras, quien sabe lo que durará. Mañana podríais morir y la vida es eso. La vida es eso. Un beso, una caricia, una sonrisa, una última conversación con alguien a quien quieres. Sed fuertes, porque éste mundo os va a poner a prueba tarde o temprano y no podéis mostrar debilidad porque entonces, estáis perdidos. Sin embargo si os mantenéis firmes, fuertes, si estáis preparados, si podéis asumir los golpes sin flaquear...el mundo es vuestro. Tomadlo.
Rodras
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