miércoles, 11 de abril de 2012

Nostalgia

  Aún no estoy despierto del todo, pero me invade una sensación de calor. Me siento completo. Por un momento todo el dolor desaparece y se olvida en el tiempo, como si sólo hubiese durado una fracción de segundo. Noto su calor. Está aquí, tumbada a mi lado en la cama. Su olor es inconfundible, casi noto su respiración, y el tenue y relajado palpitar en su cálido pecho. No lo voy a negar, ya estoy un poco más despejado y se que cuando abra los ojos, ella no va a estar ahí, es sólo mi imaginación, jugándome otra mala pasada. Aún así, mantengo unos instantes más la dulce mentira. Finalmente abro los ojos y descubro lo que tanto temía. No hay nadie a mi lado. Me abandona el calor y se vuelve a notar el dolor en esa vieja herida en el pecho. Soy idiota. Qué curiosa es la nostalgia. Frágil, sí, pero poderosa. Provoca esa punzada en el corazón, que es más fuerte que el propio recuerdo...en fin, nunca es pronto para ponerse una copa.




Rodras

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