miércoles, 19 de octubre de 2011

Incoherencias Cósmicas

 Me han vuelto a preguntar por el blog...que qué tal nos iba...yo más bien me pregunto cómo diablos le va al mundo, ya que tenemos casi doscientas visitas semanales y sólo hacemos mamonadas. En fin. Un ''bien, bien'' me decidí a contestar. (Sobrio soy mucho menos elocuente que cuando me pongo a cargar tintas con un whisky a medio acabar encima de la mesa...). Luego llegó el ''deseo'', ''petición'', o como queráis llamarlo, que más temo, ese...''a ver cuándo subes otra''. En serio, creo que tiendo a repetirme, pero escribir me resulta extremadamente difícil. Pero bueno, gracias por todo, supongo.
 Hoy os voy a contar una fábula, que seguro conoceréis, desgraciadamente, pues se da de forma tan común como un resfriado, un chiste de judíos...o un polvo en la parte de atrás de un coche. Al grano. Erase una vez que se era una guapa, inteligente y simpática zorra (no olvidéis que es una fábula) que gustaba mucho a otros animalillos del bosque. Pero cuando dicha zorrita se decidía a buscar pareja, no buscaba a un animalito bueno, simpático, inteligente, similar a ella, con quien formar una buena pareja y que la hiciese feliz. No. Ella prefería a los animales más pintorescos, estúpidos y viciosos del bosque entero, para regalarles su intensa belleza y el valor de su compañía. ¿Por qué? No lo sé.
 Moraleja: No intentes entender los caprichos de una zorra...confórmate con una...Oca, por ejemplo.


Rodras

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